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Repensar la Política Social

La pobreza es privación de ciertos consumos que se consideran básicos para una vida propiamente humana. Estos son básicamente: una alimentación que reúna los requisitos calóricos y proteicos necesarios para la vida; un lugar no precario para habitar que constituya el ámbito íntimo y el refugio frente a las inclemencias del tiempo; educación y atención a la salud; acceso a agua potable y saneamiento básico; enseres y mobiliarios; fuentes de energía que permitan preparar los alimentos y dotar de calefacción e iluminación al hogar; vestimenta y calzado; transporte; acceso a canales de información y comunicación; recreación.

Para erradicar la pobreza entonces, el consumo de individuos y familias no podría ser menor al indicado y constituyen el núcleo duro de necesidades cuya satisfacción debería constituir el objetivo central de la política pública.

¿Cómo garantizar este consumo básico?. A través de políticas económicas que dinamicen la inserción de los adultos en el mercado de trabajo en condiciones dignas y de políticas sociales que provean ingresos por un lado y brinden servicios, por el otro.

Respecto de este último instrumento, las políticas sociales, implica que deben existir transferencias de ingresos sin condiciones para aquellos que no pueden ni deben insertarse en el mercado de trabajo: los ancianos, por haber ya participado en él y los niños, por estar preparándose para ello. Y para la población adulta desocupada, en cambio, debe existir un ingreso condicionado a desarrollar actividades que promuevan sus capacidades (adquirir mayores conocimientos), signifiquen un aporte productivo o sean actividades útiles y relevantes para el individuo que la realiza y la comunidad donde se realiza.

Esta política social de transferencia de ingresos debe estar complementada con servicios públicamente financiados.  En primer lugar me refiero a la educación, que debe alcanzar el nivel medio completo no solo para los niños sino también para los adultos, especialmente si son jóvenes. En segundo lugar los servicios de atención a la salud con fuerte énfasis preventivo; la provisión de agua potable y redes de saneamiento básico son un componente importantísimo de una política sanitaria adecuada. En tercer lugar, el desarrollo de una política habitacional que erradique la vivienda precaria. Por último, es necesario poner en práctica una tarifa social, esto es, el subsidio para los sectores socialmente más vulnerables de un nivel básico de energía, acceso a la comunicación, y transporte.

Las políticas sociales de ingresos y servicios que proponemos destinadas a garantizar un consumo básico constituyen un todo que no admite tratamiento parcial. No se trata de actos de caridad destinados a dar respuesta a tal o cual carencia, por mas que estos actos sean legítimos. Ello quiere decir que programas que provean alimentación pero no abrigo, vestimentas pero no iluminación, vivienda pero sin acceso a la educación o la salud no contribuyen a asegurar aquel consumo básico que está en la base de una sociedad civilizada. En consecuencia las políticas deben estar integradas.

Afirmamos que puede asegurarse un nivel básico de bienestar para todos nuestros ciudadanos. Una sociedad como la nuestra cuyo sector público gasta 75.000 millones de dólares anuales (20% del PBI) en políticas sociales, no debería tener mayores problemas en abordar una estrategia de consumo básico. Más que recursos adicionales para este fin, se precisa de una importante reformulación de los actuales destinos de los recursos públicos, esto es, repensar la política social. El problema no está en los recursos y si en el grado de compromiso de las elites argentinas para lograrlo.

7 comentarios

  1. Gabriel Palumbo

    Aldo, creo que en la necesidad de repensar las políticas sociales habría que poner también un poco de atención en el diseño de esas políticas. No creo que la eficacia de estas políticas puedan escindirse de una correcta caracterización del esquema de necesidades que, a mi modestísimo criterio, no puede tenerse de otro modo que involucrando seriamente en la confección y diseño a los propios sujetos de esas políticas. Otro modo de llevarlas adelante consagra viejos problemas y se torna ineficaz, puede resultar muy bueno su impacto en el pleno empleo de cientistas sociales y puede servir para tranquilizar conciencias, pero no mejoran la calidad de vida concreta de las personas que peor la pasan. es un cambio de perspectiva que, al menos, merece una portunidad. Es excelente que plantees, desde tu legitimidad, estos temas para el debate

  2. Roxana Steed

    de repensar las politicas sociales debe existir un plan de democratizacion de esa politica social para la otra republica , la que vive en las provincias pauperizadas, sin democracia, y con la violencia eterna del manejo feudal de fondos e instituciones. Somos dos millones de Correntinos los que bregamos y aguardamos esta desicion . Un millon sobreviviendo en el terruño y el otro millon disemindao por el pais a falta de oportunidades .
    Como siempre Aldo , la claridad de concepto es maravilloso. Gracias.
    Rox

  3. Aldo Isuani

    Sin duda Gabriel que el diseño y quien participa del mismo es esencial para que una vida digna pueda estar garantizada sobre bases universales y pueda responder a lo que significa bienestar para cada individuo. Solo que hay evitar caer en las miradas subjetivistas del bienestar que niegan la existencia de un núcleo duro de necesidades cuya satisfacción debería ser la prioridad de la política pública

  4. andrea

    Aldo, muy buen articulo, solo sugiero revisar el concepto de «seguridad alimentaria» que incluye tambien la alimentacion culturalmente apropiada. es un indicador tan valido como el valor proteico.

  5. elsa esther vergara

    do Aldo, magnífico tu comentario, estoy de acuerdo, ahora: en qué se diferencia el modelo CFK de lo que propone el Frente Amplio Progresista? digo, para aprender…Saludos querido amigo

  6. elsa esther vergara

    Bueno yo dejé mi comentario, pero la máquina me dice «error». Yo además de saludar cordialmente al amigo Aldo Isuani, le pregunto que si bien estoy de acuerdo con su nota, me diga cuál es la diferencia del modelo actual CFK y lo que propone el Frente Amplio Progresista, digo para aprender.

  7. Susana

    Mi muy estimado Aldo, una opinión sobre términos y contenidos.
    Después de año de convivir con «políticas sociales» de diferentes tipos creo que a esta altura de las circustancias no deberíamos llamarlas así, es más, no deberian de existir. Son las políticas públicas correctamente implementadas las que deberían reemplazarlas. En este mundo moderno al que queremos pertenecer no le caben las políticas para vulverables, pobres, niños, discapacitados, adultos mayores, etc. etc., parece que dividir y focalizar no ayudaron hasta ahora a cambiar situaciones enraizadas. Tenemos los ministerios necesarios, para a través de ellos solucionar los problemas por todos conocidos. De lo que carecemos es de la voluntad y valentía política para hacerlo.El mencionarlas como públicas las eleva a una categoría, que creo es la que corresponde. Saludos

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