Publicado en Clarín
Con el surgimiento de ChatGPT y la casi inmediata aparición de otras plataformas de inteligencia artificial (IA) se abrió una amplia discusión sobre las implicaciones de esta para nuestra especie. Y los planteos van desde las maravillas que aportará para facilitar la vida de los humanos hasta los graves peligros que encierra su uso y que puede culminar en nuestra extinción. Trabajos como “Nexus” de Harari hacen énfasis en esto último mientras “The Singularity is Nearer” de Ray Kurzweil resalta lo primero.
Pero entre las maravillas y peligros de este otro “gran paso para la humanidad” hay un tema que no ha recibido aún suficiente atención y es el impacto de la IA sobre la desigualdad. Para percibir mejor este fenómeno es necesario contemplar cómo se ha distribuido la apropiación de los avances civilizatorios en los grupos humanos.
La agricultura se inició en Oriente Medio hace 10000 años poniendo fin a la etapa cazadora y recolectora de la raza, permitiendo regularizar el flujo de alimentos y con ello el surgimiento de comunidades asentadas en el territorio en un numero muy superior de miembros respecto a aquellos clanes primitivos. Sin embargo, aún hoy existe un numero significativo de individuos que padecen hambre por no hablar de la existencia, aun cuando sea marginal, de cazadores y recolectores. La escritura, de 3000 años de antigüedad, dio un gigantesco salto civilizatorio al superar las falencias de la tradición oral permitiendo la transmisión fidedigna de información a través de las generaciones y una más precisa cuantificación. Pero hoy existen segmentos de la humanidad que no saben leer, escribir o realizar operaciones aritméticas básicas. La aviación tiene más de un siglo de historia y permitió una revolución en los tiempos de movilizarse por el planeta. No es insignificante el número de individuos que aún no conocen la experiencia de volar.
En definitiva, mientras los peligros que encierra la AI pueden afectar a “toda la humanidad”, este es un concepto demasiado amplio cuando se trata de los efectos benéficos. Por ello, debemos también poner el foco en cómo la desigualdad se comportará bajo el desarrollo de la IA.
Puede hipotetizarse con alta probabilidad que, al menos por un largo periodo de tiempo, las ventajas serán diferencialmente apropiadas siguiendo la pauta creciente de desigualdad que caracteriza al desarrollo del homo sapiens. Las diferencias entre el macho alfa y el resto del clan eran infinitamente menores a las de un rey respecto a sus siervos en la etapa medieval. Sin embargo, estas diferencias no iban mucho mas allá de mejor y mas abundante alimentación, abrigo o armamento.
Las diferencias del presente no se limitan, como en aquellos tiempos pasados, solo a diferencias de ingresos, consumos y patrimonio, sino que además añaden el capital inmaterial llamado conocimiento que es mucho más difícil de distribuir. Por ello el uso de la IA tendrá seguramente el mismo destino que la agricultura, la escritura o la aviación en cuanto al acceso humano.
Los trabajos que eliminará serán aquellos rutinarios de la agricultura, industria y servicios cuyos poseedores son los sectores menos aventajados de la sociedad y los nuevos a crear irán a quienes posee un mayor capital cognitivo. De esta forma se ensancharán enormemente las diferencias en las condiciones de vida y potencialidades de los diversos estratos sociales
Y además puede constituirse una nueva clase que sintetice a autócratas, multimillonarios y la inteligentsia que los rodea y hace posible el funcionamiento de la IA. Ellos tendrán condiciones de vida y potencialidades no fácil de imaginar hoy. Desde prolongar significativamente la expectativa de sus vidas hasta emigrar del planeta si las cosas se complican mucho por estos lados, pasando por desarrollar interfaces cerebro/computadora, generando asi un empoderamiento difícil aun de imaginar.
En otras palabras: desigualdad en su máxima expresión.
¿Que pasará con el resto de los humanos? Difícil predecirlo. La (¿gran?) masa de perdedores pueden rebelarse y esto es una posibilidad. Pero resignarse es otra y acomodarse una tercera. Dependerá de las expectativas que genere dicha elite y la medida en que las satisfaga. Pero no debería dudarse que la IA será un gran aliado de los dominantes a la hora de lograr la aceptación del nuevo orden por parte de estos excluidos de sus mejores frutos, influyendo sobre sus mentes antes que recurrir a violencia física.
La nueva cybor/elite dominando a la humanidad puede ser un escenario altamente probable. Que la IA acabe con la especie, como algunos pronostican, no es totalmente descartable, pero es difícil creer que la elite sea tan ingenua para permitir que la AI se les escape de las manos. Por supuesto no deben descartarse accidentes como los que pueden desatar una conflagración nuclear o permitir que virus escapen de laboratorios, pero no es a mi juicio lo más probable.
¿Hay otros escenarios? Seguramente sí, pero me cuesta imaginarlos.