Publicado en Diario Perfil 24/3/12

Mas de la mitad de los electores votaron a la Presidente en Octubre pasado. Es entendible que esta parte mayoritaria se inclinara por la continuidad de quienes lideraron el periodo de mayor bonanza económica en la historia argentina.

Pero no es menos llamativo que otra mitad no lo haya hecho a pesar de que también fue beneficiaria de este periodo extraordinario. Dentro de ella hay actores diferentes: conservadores, peronistas críticos, izquierdas radicalizadas, etc.  Pero una parte significativa es el casi 30%  que votó al FAP (al que pertenezco), al radicalismo y a la Coalición Cívica.

Comparado con la cifra electoral del oficialismo la distancia es abrumadora pero mirando mas detenidamente se trata de un núcleo para el cual el crecimiento económico fenomenal no es suficiente y reprueba los rasgos autoritarios, discrecionales, confrontativos, poco republicanos y clientelares del gobierno y su falta de presencia tanto en la regulación de los servicios públicos para garantizar calidad, como en el cuidado de las vidas y pertenencias de los ciudadanos. Desde esta perspectiva puede decirse que constituye un actor con perspectivas mas sólidas que aquel 54%,  nutrido en buena parte por quienes solo reconocen en el éxito económico su vinculación con las fuerzas oficialistas. Así, ese 30% es para nada despreciable y constituye una base importante para aspirar a gobernar el país.

Pero quienes captaron este apoyo tienen por delante una ardua tarea para formar una fuerza sólida y coherente. Es necesario en primer lugar expresar amplia, continua y  claramente sus principios para ser visualizada como una fuerza progresista, democrática y republicana. No deberán haber alianzas que desvirtúen esta identidad básica y confundan al elector. La confianza en ganar adhesiones a partir de la fuerza de la propias ideas es central.

En segundo término, este espacio político debe crear una institucionalidad que permita la toma de decisiones y evite la primacía de las individualidades partidarias. No es esperable un destino promisorio para ninguna de las fuerzas actuando por separado y no bastan los acuerdos electorales coyunturales. Conflictos como los protagonizados por Proyecto Sur y FAP en la elecciones pasadas no pueden repetirse sin ocasionar mucho daño. Ni que hablar de las idas y vueltas en la relaciones entre el FAP y el radicalismo. Ayudaría mucho marchar hacia un bloque unificado en el Congreso de la Nación.

Por último es preciso tener una visión común de los principales problemas del país y una propuesta estructurada y creíble para abordarlos. La suma de los recursos intelectuales de todas las fuerzas que componen el frente es tarea primordial. La producción y difusión de esas propuestas es tarea central

Las internas abiertas vigentes a partir de la nueva ley electoral, hacen innecesario postergar la constitución formal de un frente por la conveniencia de utilizar las legislativas del 2013 solo para “contar las costillas”, esto es medir la fuerza relativa de cada integrante como paso previo a proceder a la fusión. Si el frente no se constituye rápidamente y los partidos prefieren atomizar los votos en vez de presentarse como un único actor capaz de ganar o al menos recortar muy significativamente las diferencias, habrá perdido una gran oportunidad de mostrar a la sociedad que otra fuerza tiene la envergadura para ser gobierno en el 2015. Alianzas hecha a las apuradas en el año de las elecciones presidenciales no tienen la madurez necesaria para ser ganar y durar después de haber ganado.

Eso sí, habrá que dejar de pensar en “chiquito”, esto es, de apropiarse de algún escaño mas para cada una de las fuerzas en cuestión en vez de plantearse el objetivo que 2013 sea un primer paso para acceder al Ejecutivo dos años después. Es aquí donde se revelará si se posee la grandeza y la inteligencia necesarias.

Es probable que errores y conflictos internos desgasten en los próximos tiempos al oficialismo.  Pero el triunfo vendrá de la mano del trabajo serio y permanente, de las propuestas superadoras, de la conducta ejemplar y de la coherencia de una coalición opositora progresista En ese momento el 30% puede transformarse en una mayoría capaz de ganar el gobierno, pero sin duda es mas importante que sus dirigentes estén preparados y capacitados para luego hacerse cargo.