Publicada en La Nación 10/11/2015
En caso de triunfar el candidato de Cambiemos, el peronismo habrá sido exitoso por cuarta vez en la historia en lograr que gobiernos de otro signo se hagan cargo de sus desmanejos económicos. Ello sucedió dos veces con regímenes autoritarios (1955 y 1976) y una con un gobierno democrático (1999). Los intentos de los primeros de implementar un proceso de desarrollo económico sostenido significaron represión y limitación de los beneficios otorgados por el peronismo a buena parte de la población y en ambas oportunidades, y a diferencia de Chile o Brasil, los militares fracasaron en lograr dicho desarrollo, terminando derrotados políticamente y demostrando que en Argentina no era fácil imponer por la fuerza un proyecto que marginara a amplios sectores sociales. En el caso del gobierno democrático, el mismo no tuvo capacidad de desactivar la heredada bomba de la “Convertibilidad” que finalmente explotara en 2001.
También el peronismo tuvo que hacerse cargo de crisis heredadas en 1989 y en 2002. En el primer caso y para sortearla dio un monumental salto ideológico para aprovechar la coyuntura internacional donde préstamos sin límites estaban a disposición de quienes quisieran llevar adelante las ideas neoliberales en boga y contó además con los recursos provenientes de la privatización de empresas públicas. Despilfarrados estos recursos se transfirió la herencia al gobierno de la Alianza. En el 2002, fue el peronismo quien comenzó a recuperar los fragmentos dejados por el estallido del año anterior y contó para ello con la invaluable cooperación de un renovado sector agrario que quintuplicó su producción en un mercado internacional que había triplicado el precio de estos productos. Esto permitió entre otras cosas un desarrollo potente de la industria y expansión del consumo hasta “agotar el stock” (de reservas internacionales).
¿Alguna enseñanza para el gobierno que en nuestro supuesto estaría arrancando en breve?
En primer lugar, los intentos de promover el crecimiento económico ignorando las necesidades de las mayorías terminan mal y en democracia pueden signar la suerte de un gobierno que cada dos años debe sortear procesos electorales, con lo que “ordenar la casa” en lo económico como tarea que monopolice los esfuerzos puede convertirse en trabajo de los no peronistas para facilitar el regreso al gobierno de los peronistas
Segundo, es muy difícil salir de una situación crítica de la economía sin una coyuntura internacional favorable que permita sortearla. Los casos de Menem y Kirchner son muy ilustrativos al respecto.
Tercero, la tarea es complicada por demás si no se cuenta con una mayoría parlamentaria estable, lo que en nuestro hipotético caso implicaría un amplio y sólido gobierno de coalición.
Se estaría frente a la siguiente opción: el gobierno que se inicia es uno mas de los preocupados solo por resolver los temas de corto plazo o aprovecha la oportunidad de inaugurar una nueva era en la Argentina. Y para esto último tres cuestiones son claves.
- No quedarse en la búsqueda de equilibrios macroeconómicos. Es necesaria una estrategia de inserción económica internacional que permita incrementar y diversificar las fuentes de obtención de divisas. Este no es solo un tema de empresarios; es fundamentalmente el fruto de un proyecto político impulsado desde el gobierno
- Remodelar el clientelista y fragmentado sistema de políticas sociales para mejorar efectivamente la calidad de vida de la población. Y ello desde las áreas duras (previsión social, salud y educación) hasta los programas de asistencia social
- Reformar profundamente al estado para tener la herramienta que permita las dos tareas anteriores mas el necesario combate al delito y la corrupción
La oportunidad de cerrar medio siglo de retrocesos existe. Es una labor compleja y difícil que exige visión y tenacidad. Puede abrir un futuro diferente y mejor para los argentinos.
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